EL ALBATROS
Por divertirse,
suelen cazar los marineros
A los albatros,
vastas aves de las alturas
Que siguen,
indolentes, por rumbos traicioneros
Al barco que se
adentra en las aguas oscuras.
Y no bien en cubierta
estos reyes supremos
De lo azul quedan sueltos,
otrora tan airosos
Arrastran tras de sí,
como inútiles remos,
Sus grandes alas
blancas, torpes y vergonzosos.
Esta criatura alada,
¡cuánto sufre y se apoca!
Antes tan
esplendente, ¡qué ridícula y fea!
Uno acerca su pipa al
pico y la sofoca,
¡Otro para imitar al
enfermo, cojea!
El poeta, como este
príncipe de las cumbres,
Puede habitar
tormentas y al arquero burlar.
Exiliado en la
tierra, entre las muchedumbres,
Sus alas de gigante
le impiden caminar.
Charles Baudelaire (Francia, 1821-1867).
POETA NEGRO
Poeta negro, un seno de
doncella
Te obsesiona
Poeta amargo, la vida
bulle
Y la ciudad arde,
Y el cielo se
resuelve en lluvia,
Y tu pluma araña el corazón
de la vida.
Selva, selva,
hormiguean ojos
En los pináculos
multiplicados;
Cabellera de tormenta,
los poetas
Montan sobre
caballos, perros.
Los ojos se
enfurecen, las lenguas giran
El cielo afluye a las
narices
Como azul noche
nutricia;
Estoy pendiente de
vuestras bocas
Mujeres, duros
corazones de vinagre.
Antonin Artaud (Francia, 1896-1948).
POETAS
Las tristezas de los
iletrados en las tinieblas de las botellas
La inquietud
imperceptible de los carreteros
Las monedas en el vaso
profundo
En las barquillas del
yunque
Vive el poeta
solitario
Gran carretilla de
los pantanos
René Char (Francia, 1907-1988).
Fuentes:
Poesía francesa del
siglo XIX, Buenos Aires, CEDAL, 1989. Traducción: Raúl Gustavo Aguirre.
La revuelta
surrealista, Buenos Aires, Ediciones Libros del Quirquincho, 1990.